27 mar 2013

TAU Y LA INTELIGENCIA
Todo lo que existe es fractal, es decir, generado bajo una estructura básica que se va repitiendo a diferentes escalas, hasta ir conformando la realidad cambiante.
Todo lo que se repite es un patrón y desde este punto de vista, lo que conocemos, independientemente de tener una estructura fractal, a su vez, forma parte de un proceso generador de repeticiones infinitas.
La relación de esas diferentes escalas es proporcional a una constante, llamada proporción Aurea o Divina.  De esta manera, los procesos que genera la Naturaleza lo hace bajo la clave de esta proporción: 1,618... , la cual sería llamada Tau, y que viene a ser el nombre de la última letra del alfabeto Hebreo, significando “Más Dentro” en alusión a la entrada del Sol en la Tierra (Horizonte) y punto final del Día o fin de la existencia (de visibilidad). Pero, en origen, y por ser algo repetitivo (patrón PA-TOR-ON) se le llamó FI  -“que se clava (en el horizonte)”- cuya grafía sugiere una "tau" realizada de un solo trazo, y también se utiliza para denominar a la proporción aúrea.
Ni la inteligencia humana colectiva, ni procesos mentales individuales escapan a estas constantes, de modo que los pensamientos, generan otros y otros, dando proporcional comprensión y capacidad de ampliación a los conceptos ya existentes, según avanza el proceso de Existencia.
El lenguaje nace de las necesidades básicas de supervivencia: un concepto = un sonido, un sonido = una palabra. El Lenguaje llegado hasta nosotros es producto de miles de años en constante crecimiento. Lo que remotamente fue una palabra con un significado hoy es una letra vocal, lo que hoy es una sílaba, remotamente fue otra palabra, lo que hoy consideramos una palabra remotamente formaría una frase. El conocimiento de todas las sílabas como código de comunicación, correspondiente a los diferentes conceptos (concepciones) ofrecería la posibilidad de hacerse entender mejor, creando indefinidos conjuntos de sonidos-frase (dicciones). Esto no es más que la misma Proporción Natural actuando en la Inteligencia, desde siempre.
La Vida la debemos a las condiciones de Luz y Calor que recibimos del Sol. Es el dador de Vida, el Eterno, el Patrón Supremo para nuestra concepción. A las personas más inteligentes les debemos honor, devoción y memoria, por haber hecho de su entorno algo excelso, bien por  facilitar la vida, quitar hambre, traer paz, etc.: son los santos, a los que hay que darles gracias, (SAN significa Gracia o Gracias).

Tal Gracia o Iluminación viene de la mayor fuente de luz y calor conocida, el Sol, y es por ello que a los santos se les representa con la Aureola (Aurea, Dorada, de oro, O-OR) tras su cabeza, dotada de gran inteligencia, bondad y sentido común (comunitario).
La inteligencia, la dialéctica, los mejores oradores, los que mejor se hacían entender, previamente a la noche, y al amanecer, dirigían delante del grupo las oraciones, peticiones y gracias al Sol (O-OR), previamente a su puesta o renacer. La manera de recordarlos, después de fallecidos, sería en esos momentos del ocaso, con el círculo solar Divino rodeando su cabeza.
El Sol fue representado de diversas maneras, dando a estos símbolos identificativos carácter sagrado, místico, cuando no mágico. El hecho de comprobar que de un punto arriba en el cielo, podría salir tal cantidad de luz y de calor, serviría para justificar la representación de los rayos poderosos emanados, los cuales alcanzarían todos los puntos de la Tierra conocida o confines, en forma de las dos direcciones  perpendiculares, hoy puntos cardinales (cruz simbólica del Divino benefactor y referente de orientación).
Estas representaciones nacerían, como he aludido anteriormente, del concepto previo de la entrada perpendicular del Sol (O-OR-ÉL) en el ORIZONTE (horizontal), final del DIA, cuya dirección hacia adentro dejaría a oscuras y enfriados a los que suplicaban su regreso (ORADORES – ORANTES). La forma “T” y su sonido “te” o “de” significaría hoy “ALLÁ” o “DESPUÉS”. Llamada con sonido “tau” por los hebreos, lo que significaría “MÁS DENTRO”, y que coincide ser la última letra de su alfabeto, final del día.
Si Te o Tau representó el horizonte y el Sol metiéndose, ocultándose, muriendo, la letra Tau invertida expresaría justamente lo contrario, el Sol que vuelve, que renace, que resucita. Es por este motivo que la aureola del máximo santo considerado, el propio SOL, personificado en su propio Hijo, lleve esta letra Tau invertida en señal de retorno, vuelta a nacer, como manifiestan todas las imágenes pantocráticas que conocemos (en la aureola), o la bola que porta el Niño de Praga, o el Esplendor en la cabeza del Niño Jesús, o en las mitras obispales. Formas todas ellas identificativas de los sagrados y protectores Rayos Solares, ancestralmente reconocidos y santificados, fuente de Luz y Calor (Vida).
Vemos pues, cómo la propia condición de las diferentes realidades, en etapas distintas de conocimiento, encierran en su concepción, razonamientos que abarcan a los anteriores y así sucesivamente, lo mismo que ocurre con el crecimiento de TODO, en su proceso fractal, sin mutación aparente de las unidades mínimas de significación.
El análisis de estas unidades mínimas de significación en materia de Lenguaje Humano ha sido el objeto de este estudio.

P.D. Curiosamente, acabo de ver la siguiente imagen de un símbolo en la catedral de Sheffield  en Gran Bretaña que ilustra más si cabe, la presente entrada. (28/05/2013)

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